martes, 11 de septiembre de 2007

A mi abuelo

Todo el día de hoy, durante el trabajo, en el desayuno, durante la comida, incluso hace rato mientras preparaba algo de cenar, me preguntaba ¿qué puedo hacer para honrar la memoria de mi abuelo?

Entonces recordé que una de mis más virtuosas habilidades, obviamente desde mi percepción personal, es mi amor a las letras y la palabra escrita. También me pregunté, ¿qué le diría a mi abuelo si lo viera ante mí en estos momentos? ¿Qué me gustaría expresarle? Así que creo que sería algo más o menos así:

Abuelo, fuente de historias inagotables, de anécdotas increíbles. No sabes cuánto disfrutaba cuando platicabas conmigo de todo cuanto te acontecía de joven.

Muchas veces te visitaba y siempre había algo que querías decirme. Recuerdo cómo confiabas en mí cuando de aparatos y electrónica se trataba. Fui y actualmente soy tu único nieto ingeniero. Y siempre me pedías que te enseñara a grabar una pelea de box en tu videocasetera. Siempre me pregunté por qué me pedías que te lo explicara siempre que iba de visita a Acapulco. Siempre, una y otra vez. Y hasta ahora lo entendí: simplemente querías tenerme cerca y que te hiciera compañía.

Abuelo, me acuerdo cuando de niño siempre tenías para mí una sonrisa. Además de mis padres y mi hermana, eras el único familiar que sentía que me quería de forma sincera.

Abuelo, cuando te enojabas conmigo de pequeño, me entristecía y no lo entendía. Pero ahora que soy adulto y lo recuerdo, me doy cuenta de que simplemente tratabas de enderezarme un poco, como el jardinero que ata un joven retoño que no se puede sostener a una varita, que siendo también la varita de la misma naturaleza, pero más vieja que el joven retoño, ayuda a enderezar y mantener firme a quien apenas empieza en la vida.

Abuelo, te acabas de ir. Anoche que mi madre me dio la noticia. No sabía lo que estaba pasando. Ni una lágrima corrió por mi mejilla, porque simplemente no lo creía. Pero con estas letras y estas palabras, que salen de mi más profundo ser, mi corazón ya no puede contenerse y el caudal en mis ojos no cesa de fluir.

Abuelo, te lo dije en vida, y ahora que te has ido te lo vuelvo a decir: te quiero. Sé que te voy a extrañar, pero me dejaste varias memorias que estarán conmigo hasta el día en que me reúna nuevamente contigo.

No sea si sea una larga espera o si hoy en la noche pidan mi vida. Pero sí sé que te volveré a ver algún día. Mientras tanto en mi corazón sigues con vida, te recordaré con mucho cariño, porque fuiste el único abuelo con quien yo conviví y por eso eres alguien muy especial.

Adiós abuelito, o mejor dicho, hasta pronto.

Tu nieto

El "güero".