viernes, 12 de septiembre de 2008

Anécdotas increíbles: Teclado escandaloso

¿Alguna vez alguien te ha dicho que es sumamente molesto el ruido que haces al escribir en un teclado de computadora?

Pues esta semana me sucedió. Estaba yo tranquilamente trabajando en mi computadora en la oficina, cuando de repente recibo un mensaje por el MSN messenger diciendo:

Doña Furibunda (los nombres han sido alterados para evitar que la persona real se muera de vergüenza):
"(Carita enojada)
Dale mas suave al teclado!"

Obviamente lo primero que me vino a la mente es que esta persona estaba bromeando. ¿Quién en su sano juicio en este mundo aunque esté loco le molestaría el ruido que hace una persona con sus dedos al usar un teclado de computadora?

Como pensé que era broma, pues respondí con un mensaje en broma.

"Nel. Quiero que se rompa para que me compren otro."

Y ¡tómala barbón! pasó lo que ni me imaginé que pasaría. Doña Furibunda, mi vecina de cubículo, que por desgracia la sentaron al otro lado de la mampara donde yo me siento en la oficina, dejó salir su impotencia reprimida:

Doña Furibunda:
"Claro, ya sabemos que los demás te importamos un bledo. Esto sólo se terminará cuando te cambien de lugar o nos cambien a nosotros".

Leyendo entre líneas, puedo alcanzar a vislumbrar un coraje contenido hacia mi persona. Una fuga de aire comprimido que hace mucho tiempo que permanece reprimido. Tanta soberbia y prepotencia me sorprendieron en un principio, pero después realmente decidí no darle importancia y mejor tratar de hacer ver a la doña su increíble error:

"OK.

Si tienes alguna queja de las cosas que hago como el ruido que hago al teclear puedes comentarlo con mi jefe en lugar de mandar mensajes con quejas que no ayudan a nada y solo crean situaciones tensas."

¿Saben qué respondió doña Furibunda? Nada. Su orgullo es más grande que su ego junto con su cerebro.

Dado que en el pasado ya tuve una discusión bastante airada con esta persona debido a su incapacidad de ver las prioridades de nuestro trabajo, donde el primer lugar lo ocupa el cliente y nunca nuestras herramientas de trabajo, pues tengo historial de que esta persona por alguna razón, pareciera considerarme una amenaza para su trabajo, con dejos de envidia y tintes de coraje. Yo me pregunto a la fecha qué rayos habré hecho desde el día uno para que me tomara tanto coraje, porque siempre la he tratado con respeto, aún cuando me saca de mis casillas con sus argumentos tan sosos y faltos de solidez intelectual.

Para tratar de que esta doña no vuelva a tener queja de mi inusual fuerza con la que aprieto las teclas del teclado (válgame la redundancia) ya que produce un sonido horroroso para los delicados oídos de la doña, cambié mi teclado a otro que tiene teclas más suaves. Ahora pienso que debo tener cuidado con mi respiración. No vaya a ser que el día de mañana, la doña salga con alguna otra queja tan estúpida como la del teclado escandaloso diciéndome que el ruido que hacen mis pulmones al inhalar aire es bastante molesto.

Esta anécdota es real, no inventé nada.

¿Y usted qué opina? ¿También tiene usted la desgracia de trabajar con integrantes de la misma manada que Doña Furibunda?

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